jueves, 16 de abril de 2015

Debí huir

Lo siento, no puede volver a escribirte. Supongo que las palabras se esfumaron como el tabaco que nos fumamos y no fuimos nada. Fuimos polvo y sexo, sin acabar haciendo mella en el amor.
Disculpa por los meses malgastados, los trayectos a medio pulmón y los kilómetros erizados. Supongo que al final comprendimos que esto fue más una quimera que una realidad, tangible pero no romántica, tal como la reproducimos en nuestros sueños.
Acabamos aportándonos moralidad y no amor, o sí, no recuerdo aquellos días o cuando sonreiamos. Disculpa mis lagunas mentales, supongo que acabamos mojando nuestros recuerdos haciendo que el dique no aguantara hasta romperse.
La vida entró a robar en nuestra realidad y bendito hurto, nos salvó, aunque tú ahora no lo creas, somos más felices y mejores personas, lejos mutuamente. Comprendo este rencor irracional y este podéis haber sido y no fuiste, pero es que jamás debimos sernos, por qué no lo éramos. Idealizarnos fue nuestro motor para al final estremecernos con la frontera de la realidad.
Supongo que algún día nos miraremos y daremos gracias por encontrarnos aquel verano, comprenderás que esa transición fue un camino hacia nosotras mismas y a reconstruirnos como persona. Quizá soy egoísta al pensar que tu mirada me hizo menguar cuando tú lo hacías y crecer cuando al fin me fui. Pero me enseñaste, aunque no lo creas, aunque me odies, me enseñaste a mirar a la vida pero luego me arrancaste los ojos para que no fuera capaz de ser yo misma.
Pero gracias a la huida pude recuperar mis pupilas y comprendí que la vida, no es de nadie más, que mía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario