lunes, 28 de enero de 2013

Liberar la carga emocional.


No te voy a decir mi nombre, lo olvidarás automaticamente dentro de 5 minutos cuando estés sumergido en mi monólogo emocional. Supongo que no entiendes el porqué de esta sala vacía y una mujer esperándote para contarte el secreto de todo esto. Te explico: 

Jamás supiste lo que era una familia como tal, yo tampoco, quizás por eso siempre acabamos con personas con carencias afectivas que les ha durado toda la vida, porque al final buscamos a alguien que nos entienda y sepa que a veces se puede vivir sin una figura familiar, la cual hace que todo tenga un sentido distinto, los sentimientos, las ilusiones, incluso las mentiras tienen un sabor diferente de quien ha compartido su vida con cierta estabilidad familiar. Sé que vivir no es fácil, y más cuando avanzas en soledad con una o dos cargas más encima, aprendes a no pensar primero en ti, sino en los demás, en tu mochila, la cual jamás puedes soltarla, porque su vida depende de tus pasos aunque ellos no sean conscientes. 

Por eso he quedado hoy aquí contigo, para decirte que dejes esa mochila, no te pido que la sueltes y la dejes abandonada, simplemente que te liberes, que aflojes la correa y pongas en la balanza tus deseos y tu vida, compaginándola con la de ellos. 

Algún día entenderás que pudiste ser feliz.

Mi vida es MÍA


- ¿Cuantas veces ha temblado tu corazón  Pero no te hablo de un terremoto con epicentro de amor, sino de dolor, de nervios en las piernas y rabia en los brazos, cuando ves que ni tu misma eres capaz de organizar tu cabeza abrumada por el caos.
- Solo he tenido esa sensación cuatro veces en mi vida, y te juro que es lo peor que he sentido en mi vida, perder el autocontrol de tu cabeza es el momento más dramático que he sentido, la desaparición de no saber a que mano agarrarte ni en que abrazo refugiarte. Siendo incapaz de expresar tus sentimientos porque realmente no entiendes el porque de esta situación, solo sabes que quieres refugiarte en algún abrazo impropio y acabar por expulsar todo tu rencor y rabia reventando algún escaparate o rompiendo fotos mientras rasgas tu alma en lágrimas.
- ¿Y porque no decides liberar en pequeñas dosis cada sentimiento de dolor, en vez de esperar a la explosión final?
- No puedo, soy incapaz de pasarme los días suplicando un abrazo, no me atrevo a romper a llorar delante de una persona, no entiendo de palabras cuando quiero atreverme hablar de mis sentimientos, a veces te hablo más con una mirada o con un abrazo que con un "te quiero".
- Deberías aprender ha refugiarte en alguien o algo, la vida individual como tal no se concibe, recuerda, somos animales sociales.
- Ese es el problema, somos animales, querramos o no vivimos por instintos y muchas veces, ese instinto nos ha llevado hacer daño a personas que no queríamos o nos lo han hecho a nosotros, y como los animales, aprendemos. Aprendemos que hay errores que duelen y por lo tanto no se volverán a repetir. En mi vida, muchas veces he intentado expresar mis sentimientos como tal, es más, solo los he mostrado con una persona y jamás obtuve buen resultado. Entonces aprendí que mi vida es MÍA, y como tal la tengo que cuidar y aprender que de cada pozo yo misma tengo que agarrarme a mi propia cuerda  para poder ver la luz, salir de esa espiral de dolor y abandonar la oscuridad.
- Quizás no apostaste bien a la mejor ficha, o quizás esa persona no te supo entender.
- A veces es difícil entender a una persona cuando su cabeza funciona a 200 por hora y lo único que busca es una sonrisa, el único valor de la vida es el corazón y a veces, apostar por esa ficha, no es fácil.

Con los ojos llenos de chispas

Me miró con los ojos llenos de chispas, llenos de dolor por la vida, con un cierto halo de rencor por lo que su corazón le había impulsado y decidió preguntarme que es lo que sentía  qué es lo que quería  Esa pregunta que tantas veces me formulé en la cama, cuando abrazada a la almohada me preguntaba con quien quería pasar el resto de mis días  Desconocía de latidos y miradas, me empeñé a la vida individual y a compartir mis alegrías y mis lágrimas conmigo misma, convencida que solo yo misma era capaz de empujar mi vida, sin la necesidad de compartirla con una mano amiga. Pero a veces sucede, decides parar el tren y cambiar de estación. Bajas del tren y decides tomarte un café para relajarte y analizar el trayecto y comprendes que cada paso que has dado es el que dictamino tu vida, y que la vida a veces compartida tiene un punto de locura que debes aceptar y a la vez disfrutar. No pude resistirme a aquella mirada que me fulminó con un solo parpadeo, me quedé atónita ante tal arrebato de valentía y me limité a sonreír mientras me fundía en un abrazo, asimilando que es lo que quería y lo que realmente mi corazón quería.

viernes, 25 de enero de 2013

La vida opuesta

Los extremos, el amor, el odio, lo opuesto siempre nos acaba atrayendo. Siempre hay una pizca de cada extremo en cada momento de nuestra vida, un recuerdo feliz siempre tiene un trocito de dolor dentro de él, y con los momentos más dolorosos siempre hay un punto de felicidad, un punto de positivismo, la cara opuesta de la tragedia que tanto nos cuesta ver a veces. ¿Porque negarlo? Los sentimientos nos afloran la piel por mucho que intentemos negar la evidencia, porque ¿Quien no ha llorado de felicidad? Y ese momento también comparte una trozo trágico, porqué acabamos llorando al recordar todas las penurias, todos los deseos frustrados, cada puñetazo en la pared intentando conseguir nuestro objetivo, y es que somos tan vulnerables, tan frágiles... Que cuando lo conseguimos nos derrumbamos, rompemos a llorar de pura felicidad por el siempre hecho de alcanzar lo imposible, porque por una vez en nuestra vida, ese dolor, se ha convertido en felicidad.

miércoles, 23 de enero de 2013

El primer beso


Hoy iba por la calle y he visto el primer beso de una pareja y me ha hecho recordar todos los primeros besos más importantes de mi vida, realmente ese primer beso conlleva tantos sentimientos dentro, es la culminación de meses de deseo, de impotencia porqué las cosas no salen bien y al final obtienes el resultado más deseado. Ese primer beso torpe que nos para el corazón y nos hace respirar felices durante toda la semana. Y sobretodo, la esencia de ese instante recae en lo efímero de este, dura unos segundos, pero te marca para toda la vida, es la primera letra de tu historia.

jueves, 17 de enero de 2013

Sin faros

Conducía de noche, no me funcionaban los faros,era imposible ver pero me guiaba por la intuición y por el coraje de seguir adelante, igual que mi vida. Voy sin faros, sin luces para que me indiquen un poco el camino, pero ¿porqué me niego a ponerlos? Solo tengo que darle a un botón, el botón de lo racional, el cual a veces nos cuesta tanto encender porque preferimos andar a tientas, negando la evidencia, esperando que alguien nos cambie la vida y nos enseñe otra forma de avanzar en este mundo. 

Sigo acelerando, sabiendo perfectamente el final de la carretera, un callejón sin salida. ¿Pero porqué sigo? ¿Porque no paro, busco ayuda o simplemente decido encender las luces de lo racional y elijo el camino correcto? Quizás porqué no queremos que la vida sea una carretera recta, fácil de llevar, no nos da emoción, lo que nos excitan son las curvas, las subidas, las bajadas, que se nos acelere el corazón por la velocidad y que se nos detenga cuando pensamos que estamos a punto de perder la vida en ello. Por eso sigo sin encender las luces por esta carretera llena de baches sin estaciones de servicio, porqué quizás, al final de la carretera me encuentro algo inesperado, algo imprevisible que haga que el camino haya valido la pena. Porqué lo importante es llegar, pero aun más disfrutar del viaje.

viernes, 11 de enero de 2013

En que momento

A veces me planteo en que momento de mi vida aprendí amar, aprendí a pensar racionalmente con el corazón, de tal manera que lo tuviera preparado al 100% para poder vendérselo a alguien sin darle el tiquet de devolución. Rebusco en mi memoria y pienso en mi familia, la forma que me enseñaron a querer, a dar sin esperar nada a cambio. Quizás me volví mejor persona cuando aprendí lo que era la vida de verdad cuando el pilar de esta se derrumbo con la muerte, un paso firme que por desgracia no hay marcha atrás. Reaprendes a querer, y con esta reeconstrucción aprendes a ver lo que antes te dejaba ciega, a valorar las acciones que los demás hacen por ti y a saberte valorar a ti misma, verte a ti misma con el valor y el coraje suficiente para afrontar el derrumbe de tu familia e intentar inyectar una sonrisa a sus vidas como lo hacia ella. Seguramente fue en ese momento, el cual empecé a querer de verdad, saber que el amor no se da en vano, sino con el corazón y a personas que realmente lo sientan así  aprendes a seleccionar, y en ese momento, implica luchar por lo que tu corazón sienta.

Redirecionando la velocidad

Iba a 200 por hora, desesperada por encontrar el punto exacto que me hiciera frenar. La locura de encontrar unos brazos me nublaban el sentido, los impulsos era mi modus vivendi, poco recomendable cuando la ecuación no da positivo. Parece ilógico  lo contrario de lo habitual, pero cuando encuentras el calmante de tu vida, ese beso que no solo te excita, sino que además sabe tranquilizarte cuando has perdido los estribos, cuando la vida te lleva el limite y tu tienes que afrontarlo con la mayor serenidad posible. A veces, que alguien te pare, te mire a los ojos y te diga que todo irá bien, te para los nervios, te seca esas lágrimas de odio y rencor hacia el mundo, aprendes a ir lento, a saborear los momentos, a sentir los instantes, a valorar cada respiración porqué la vida consiste en encontrar el equilibrio, buscando siempre la plena felicidad.

Gasolina para el corazón

Y anoche me encandelé mirando mis sueños enredados en tus piernas, buscando aquel abrazo caliente dispuesto ha espantar el miedo a lo desconocido. Le murmuraba al cielo la razón de mis pasos, de ese destino tan marcado que iluminó mis noches, ofreciéndome esa mirada sincera, llena de comprensión y amor. Memoricé las curvas de tu cuerpo para poder grabarlas en mi ser, tengo como patrimonio tu sonrisa y unos versos mal estructurados para dedicarte, porque no me hacen falta razones para impulsar mis pasos, pero si para echarle gasolina ha este corazón oxidado, que se ha vuelto ha encender por culpa de tu voz.

viernes, 4 de enero de 2013

Respiraciones cercanas

Escribo cada palabra mientras escucho de fondo la banda sonora de nuestros momentos. Me repito lo fuerte que tengo que ser en estos momentos y no me faltan ganas de seguir, para avanzar, porque lo que siente mi corazón es que la puerta se cerró, y se tiene que seguir haciendo camino, poco a poco, pero siempre con la cabeza fría e intentando no encender demasiado el corazón, no sea que aparezcan incendios descontrolados que acaben en noches de insomnio y lagrimas nostálgicas. 

Asumo la situación mientras me falta un el aliento para seguir respirando, ese aliento que sentía tan cerca de mi cuando abrazaba tu cuerpo, apretándolo contra el mio, intentando que tu mundo se hiciera pequeño y algo más soportable ante el derrumbe de nuestra estructura emocional. Pero no puedo evitar repetirme la idea de no verte más, no por el echo de que nunca seremos lo que fuimos, sino porque ya no tendré la posibilidad de coger el coche, ir a tu casa y echarte la bronca o simplemente llevarte chocolate. Comprendo que tu ausencia es la mejor medicina para tu caos, y sonrío porqué sé que es lo correcto para ti, el fin de una agonía  pero de vez en cuando no puedo evitar ser egoísta y desear que seas solo para mi, que estés cerca, tan cerca que tu respiración también sea la mía.


BSO http://www.youtube.com/watch?v=mxD6D5q44HQ