miércoles, 28 de noviembre de 2012

Descampado sentimental

¿Sabes? A veces, cuando la ciudad me aprieta me gustaría irme al típico descampado lleno de coches rotos de las películas. Coger el coche e irme allí con mi mejor colega, tumbarnos en el capó con un peta en una mano y una cerveza en la otra y empezar a respirar, hablar del mundo, rompernos la voz gritando todo lo que nos esta jodiendo la vida y en ese instante, cuando la rabia recorre cada poro de nuestra piel, romperlo todo, empezar a reventar todos los coches rotos del descampado, que cada patada destruya un nombre, cada retrovisor roto sea una razón por la que no mirar atrás, cada puerta rota sea un punto y final de alguna etapa de nuestra vida. Algunas veces deberíamos tener la obligación moral de sanarnos, de limpiar toda la mierda que el mundo nos ha ido depositando encima y que inconscientemente hemos convertido nuestro corazón en un puto vertedero. Cada persona se merece su felicidad propia, cada persona necesita ir a su propio descampado sentimental.

Corto termino prorrogable

Me consume el tic-tac de las horas, la agonía de lo desconocido y el miedo a las mentiras apuñaladas. Me acojona la vida cuando no siento su respiración porque al destino se le ha paralizado el corazón. Bombeo nostalgia e ilusión a la vez, desesperada por avanzar en todo esto llamado vida. Vivimos por pura improvisación, intentamos marcar nuestros destino, nos creemos más listos que él sin darnos cuenta que nuestro corazón y nuestra vida ya está marcada a fuego lento. Nos deberíamos aplicar la teoría del día a día, de las historias a corto plazo continuas, es decir, siempre hemos deseado tener una relación a largo plazo, algo fiel y que dure, pero muchas veces se rompen por pensar demasiado en el futuro, el miedo a veces nos hace actuar erróneamente y perderlo todo por una estupidez, si supiéramos que es a corto plazo lo disfrutaríamos más, deberíamos crear contratos de corto termino e ir prolongándolos poco a poco, para no perder la esencia, y sentir cada segundo como si fuera eterno y así poder aprender a vivir rápido e intenso en los pequeños momentos de la vida.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Casualidad acurrucada

Me encanta cuando duermo contigo y compartimos el mismo colchón, haces revivir en mi todo aquello que pensaba que estaba muerto, me recuerdas que la vida sigue y que los resquicios del pasado pueden ser mucho más que un buen recuerdo. Te empapo de besos estúpidos como mero agradecimiento a lo que estás haciendo en esos instantes; aislarme del mundo para vivir en tu piel. Me encanta cuando me enfado contigo a media noche y por la mañana me abrazas, te acurrucas conmigo y te perdono todos tus pecados. Eres el despertar más precioso que hacia tiempo que no sentía, es extraño, pero necesario a la vez, apareciste de la nada y uniendo casualidades has acabado en mi cama, abrazado a mi sin apenas pedirte explicaciones del porqué estás aquí, de está forma, haciéndome sentir así...

viernes, 23 de noviembre de 2012

Pieza

Cuando empiezas a conocer a alguien, cuando te empieza a gustar, no te planteas nada en absoluto. Solo tienes esa persona en la cabeza y el mundo parece que tiene menos importancia. Hasta el día que estáis abrazados, os miráis  y te das cuenta de todo y te preguntas... ¿Que coño tendré yo para que me mire con esos ojos? ¿Para que me sonría de esa forma? No lo entiendes como alguien puede sentir esas cosquillas por ti, que pierda los suspiros en cada mirada o que disfrute con cada beso. Quizás es porqué a veces te anulas tanto que no te das cuenta de lo que realmente eres y pierdes la conciencia de que tu también puedes encajar en el mundo de alguien de esa misma forma. Pero después, te das cuenta que esa pieza del puzzle también es para ti y que poco a poco, se va creando esa paisaje que tanto anhelabas pero que sin darte cuenta lo has ido construyendo con todo el cariño del mundo y sobretodo, con una sinceridad sentimental brutal.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Llorar de felicidad

Apenas recordaba la última vez que lloré de felicidad, creo que nunca en mi vida había llorado en ese sentido hasta que hace unos días lo hice con esa intensidad. Me sorprendí a mi misma al sentir ese huracán en mi cuerpo desbordando lágrimas con sabor a felicidad. Pero así fue, por un momento desconecte de este mundo el cual no paraba de ir a contrarreloj sin apenas darme un segundo para parpadear y disfrutar de lo que tenia a mi alrededor. Desconecté y aparecí en una cama, abrazada a un corazón, de repente me di cuenta de todo lo que había significado este año, lo duro de andar por la cuerda de la vida sin esa mano que durante tantos años había sido la columna vertebral de tu vida y de los demás. Recordé con dolor cada uno de sus días, cada mes vivido por su ausencia, la fuerza para afrontar los días sin ella e intentando mejorar la situación en casa, y de repente vi que ese instante de felicidad era un regalo que me estaba ofreciendo la vida, y sobretodo, que me estaba ofreciendo ese ángel que me sigue cuidando des del cielo.

A veces la vida es extremadamente dolorosa y arremete contra ti de una forma brutal, haciendo que tu alrededor cambie por completo y tengas que volver a aprender lo que es la vida y reconstruir tu familia y como consecuencia tu corazón. Dándote cuenta que las prioridades a veces deben de cambiar, que el corazón se tiene que dar a cada instante y decir siempre lo que sientes porqué quizás mañana tus caricias huelan a ausencia. Pero de todo se aprende, y más si luego la vida te da esos pequeños regalos en forma de corazón que te hacen llorar de felicidad.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

A un segundo, a 11 meses

Hoy he roto a llorar como hacia meses que no lo hacia, me he teletransporado a los segundos antes de tu entierro, cuando el ansiedad flotaba por cada poro de mi piel y las lágrimas nublaban mi vista, llenándome el cuerpo de rabia, solo quería reventar todo lo que se interponiera en mi camino, preguntándome el porqué de esta situación, miraba tu lápida y aun sigo sin entender que haces allí, si ese no es tu lugar; tu lugar es en casa, con nosotros, haciéndonos sonreír como los has hecho siempre. Han pasado 11 meses, casi un año y aun me parece imposible que te hayas ido, paradojicamente dentro de mi siento que aun volverás a cruzar esa puerta, te sigo esperando cada mañana, cada tarde, cada noche, como hacia antes. Espero con ansias estar en el comedor y que abras la puerta y me grites "chiquitina" con esa sonrisa tan especial, con tanto cariño. Y que te acerques a mi y me llenes de besos en la cabeza. Eres parte de mi vida aunque el destino no te quiera a mi lado físicamente, cada latido te lo dedico a ti porqué tu me das vida, eres la fuerza para avanzar y la suerte que me das des del cielo. Te quiero yaya.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Ese presentimiento

Hace unos meses escribía con indudable resentimiento por la vida, exigía un cambio en ella, un revulsivo para intentar mejorar esto. En mi interior sabia que algo bueno iba a suceder, tenia el presentimiento exacto de que todo esto acabaría resurgiendo en algo positivo. Y aquí me encuentro, añoro aquellos años de felicidad y de locura total, pero he comprendido que las cosas cambian y las personas también  por eso nos tenemos que ir reconstruyendo poco a poco, tener la propia capacidad de avanzar sin la necesidad vital de una palabra amiga para acompañar nuestros pasos. Ahora ya no escribo sobre tragedias, estoy intentando escribir sobre romances, sobre algo que está creciendo poco a poco. Estoy escribiendo sobre ese presentimiento.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Lágrimas de nostalgia

Te miré con los ojos llorosos después de expulsar mi epilogo emocional, mirando a las nubes intentando divisar el poco honor que me quedaba después de recitar mis peores versos. Miré a la luna en busca de algo de amor, pero solo me ofreció nostalgia de aquellos años donde el pensamiento era ligero, los sueños eran diarios y la vida pasaba con sabor a felicidad. Vivía rodeada de momentos engrandecidos por la situación, mis pulmones respiraban amor por la vida y por los momentos que esta ofrecía  Ahora cierro los ojos y sonrío al recordar aquellos tiempos dónde mi vida era un continuo viaje en estaciones paraíso  Vuelvo a abrirlos y solo bajan lágrimas de nostalgia en esta noche de luna llena.