domingo, 22 de abril de 2012

Ciudades aceleradas


Algo me agobia en esta ciudad, todo parece estar bien pero en realidad siempre son las mismas luces, las mismas farolas que nunca se apagan. Decido escapar por unos minutos de esta ciudad, vuelvo a discutir con mi madre, la misma rutina de siempre; ¡Me largo! Camino por las calles vacías, repiquetean mis pies con la humedad de la acera, hoy no ha sido un buen día para esta ciudad.

Me acomodo en el coche, suspiro por un momento aliviada y miro a mi alrededor. Parece irónico sentirte aliviada encerrada en un espacio tan reducido como el de un coche, pero quizás la velocidad me hace ir un poco más lenta, los pensamientos se paran y la sangre empieza a bombear de otra manera, sigo conduciendo sin apenas dirección, decido ir recto, al final acabo en el lugar de siempre. 

Salgo del coche y observo todo a mi alrededor, parece tranquilo, aquí nunca sucede nada, es como si vomitara todos mis sentimientos y los enterrara en esa plaza, las escupiera de mi interior para poder permitirme vivir un poco mejor. Me enciendo un cigarro para relajarme los nervios, y por unos momentos siento la ciudad debajo mis pies, mis sentimientos calmados y mi vida un poco más saciada. Me quedo inerte por unos momentos observando la vista que me brinda ese lugar.

A veces es necesario huir para poder encontrarte, para realmente saber quien eres cuando todo se vuelve un verdadero caos en tu interior, acontecimientos inesperados son los que me agitan el corazón al recordar que la vida sigue dando mazazos y no se para, que avanza,; y entonces tu decides si moverte o quedarte quieta dejando que te jodan a golpes. A veces, es necesario parar y mirar a tu alrededor, para por fin, dar un paso más.

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