Rompiendo muros andamos por las calles, escalando ciudades para llegar a los edificios más altos para así poder ver mejor la ciudad y mantener un poco más el poco control que tenemos en nuestro interior. Analizamos cada una de las calles que hemos pisado, rebuscando algún que otro recuerdo efímero marcado con un beso en cada esquina, en todos los portales dejamos nuestro aroma buscando algo más que un sueño de madrugada, un sueño de jóvenes impertinentes, siguiendo los latidos que nos dictaba el corazón, sin apenas razón seguimos la lluvia para acabar saciando nuestros sentidos más ocultos, a ojos de está maldita ciudad..
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